Actualmente las empresas están empezando a trabajar de forma mucho más estructurada las políticas de inclusión y equidad de género porque durante la pandemia se dieron cuenta que el trabajo remoto y flexible impulsa de forma evidente el talento femenino en el ámbito empresarial. 

Ha sido muy evidente como el número de empresas que no tomaban medidas de inclusión disminuyó pasando del 8% en el 2021 al 5% en este año, tal como lo revela el estudio “Mujeres Directivas 2022, abriendo las puertas al talento diverso” realizado por Grant Thorton. 

Este estudio demostró que las prácticas laborales posteriores a la pandemia han permitido que más mujeres tengan la posibilidad de acceder a puestos de toma de decisión, además de impulsar el trabajo flexible, priorizando el compromiso con los colaboradores y creando entornos de trabajo más amigables para el desarrollo femenino dentro de la organización. 

Hoy por hoy, se ha demostrado que las empresas están tomando medidas necesarias para crear políticas laborales mucho más inclusivas y respetuosas, dándole prioridad al compromiso y abriendo las puertas para permitir el acceso del talento femenino a los puestos senior con mucha mayor frecuencia, valorando la capacidad y liderazgo que pueden ejercer como jefas, directoras o subdirectoras de áreas. 

Actualmente se ha tomado como un requisito que las empresas sean más equitativas tanto para los clientes como para los colaboradores, con la firme convicción de que los líderes deben priorizar la igualdad de género, en las decisiones que toman en beneficio de la empresa. 

Pero las empresas deben realizar acciones concretas para fomentar la diversidad de género, entre las que se encuentran: 

  • Promover el equilibrio entre la vida laboral y personal y/o la flexibilidad de sus colaboradores. 
  • Inculcar nuevas prácticas de trabajo como: trabajo virtual y flexible a largo plazo. 
  • Crear un entorno seguro en el que todos los colegas puedan expresar sus ideas, problemas y preguntas libremente generando un ambiente de respeto. 
  • Adaptar los programas de capacitación y desarrollo existentes al entorno cambiante, por ejemplo, haciéndolos virtuales. 
  • Prestar especial atención a los estilos de trabajo individuales de los colaboradores y adaptar los enfoques de género en consecuencia. 
  • Fomentar y/o mantener una política de puertas abiertas entre los mandos medios y altos. 
  • Alentar a la alta gerencia a actuar como modelos a seguir usando siempre políticas de género. 

Es importante que los líderes comprendan que la inclusión consiste en garantizar que se escuche la voz de las personas, se tengan en cuenta las opiniones de todos y compartan oportunidades de crecimiento y desarrollo por igual dentro de las empresas, lo que permita que las mujeres puedan hacer válidas esas oportunidades para escalar en puestos de dirección y alta dirección dentro del organigrama empresarial. 

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