Las personas que conforman una organización son diversas en muy variados aspectos: étnicos, religiosos, familiares, de origen social, geográfico o nacionalidad, fisonómicos, corporales, sexo, género, orientación sexual, identidad de género, formación, edad, discapacidad, personalidad, estilo de trabajo, cultura, sistema de creencias, entre muchas otras características que constituyen al ser humano. La diversidad se conforma a partir del conjunto de estos factores, visibles y no visibles, que forman parte de la identidad de las  personas.

La cultura incluyente en las empresas se define como los valores y actitudes que reconocen y respetan las diferencias de los colaboradores, así como propiciar que todas las personas formen parte de la convivencia social/laboral sin que nadie sea excluido.

Una empresa inclusiva y abierta a la diversidad  se refiere a las organizaciones que reclutan, aceptan y/o promueven a colaboradores con algún tipo de discapacidad o personas de todo tipo sin importar su género, edad, orientación sexual, religión, nacionalidad, color de piel, nivel socioeconómico, entre otras características.

De acuerdo a la última encuesta de OCCMundial sobre discriminación en el mundo laboral, los principales motivos de discriminación en México son la apariencia física, el género, orientación sexual, edad, discapacidad y la condición socioeconómica.

La discriminación en el trabajo consiste en negar la igualdad de trato y de oportunidades a las personas, por prejuicios o estereotipos. El artículo primero del Convenio Número 111 de la OIT sobre la discriminación (empleo y ocupación) de 1958, enuncia del modo siguiente los posibles motivos de discriminación:

Cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional u origen social que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación.

Sólo 8% de las personas expresan su condición LGBTQ+ en el trabajo y 29.8% no la expresa nunca. Así mismo, ante actos de discriminación el 34% opta por no reaccionar para conservar su empleo.

Cuando hablamos de la comunidad LGBTQ+, nos referimos a todas las personas con identidad de género y/o orientación sexual que no forman parte del entendimiento tradicional de hombres y mujeres.

El Día Internacional del Orgullo LGBTQ+ (lesbiana, gay, bisexual, transexual y queer), también conocido como Día del Orgullo Gay se celebra cada año el 28 de junio y consiste en una serie de eventos que los distintos colectivos realizan públicamente, para luchar por la igualdad y la dignidad de las personas gays, lesbianas, bisexuales, transexuales y queer.

Encuestas e informes de derechos humanos notan que estas personas enfrentan discriminación durante su educación, sea por parte de los profesores o de los otros estudiantes. Esto impide que desarrollen su potencial educativo, impactando sus oportunidades laborales. Ya en el mercado de trabajo, las personas LGBTQ+ reciben las reacciones más negativas por parte de reclutadores, especialmente cuando estos son hombres heterosexuales. También ganan menos y tienen mayor probabilidad de estar acosadas o recibir tratamiento injusto en su lugar de trabajo. Como resultado, no es de extrañar que tengan menores niveles de satisfacción laboral (algo que mejora notablemente cuando las empresas permiten que sus empleados sean más abiertos sobre su orientación sexual).

Las identidades sexuales diferentes a la heterosexual todavía se encuentran relegadas en su reconocimiento y visibilización en el ámbito laboral. En la actualidad, en las empresas se relega la sexualidad al ámbito de la “vida privada” de las personas. No obstante, las organizaciones constituyen un espacio de socialización fundamental debido a la cantidad de horas que una persona invierte allí. Esto implica que las personas LGBTQ+ que no dan a conocer su identidad sexual pueden gastar sus energías en ocultar quiénes son, además de incurrir en situaciones de estrés y ansiedad, lo que afecta a su productividad. En este sentido, resulta importante visibilizar y propiciar la igualdad de las personas LGBTI en los espacios laborales.

En México, la población LGBTQ+ asciende a cinco millones de personas (5.1 % de la población de 15 años y más), lo que significa que una de cada 20 personas se identifica como población LGBTQ+. Nuestro país se ubica como el segundo más homofóbico a nivel mundial.

En cuanto al nivel educativo, más de la mitad de la población LGBTQ+ (62.0 %) cuenta con un nivel educativo medio superior o superior. En contraste con la población No LGBTQ+, el porcentaje que cuenta con estos mismos niveles educativos es de 46.4 por ciento. Lo anterior puede relacionarse con que la población LGBTQ+ está en edades más jóvenes y ha alcanzado una mayor escolarización.

Conforme a la actividad económica, 64.3 % de la población LGBTQ+ se identificó económicamente activa; 35.7 % como no económicamente activa. Los porcentajes con la población No LGBTQ+ son similares.

A la población que declaró haber trabajado en los últimos 12 meses por un salario, pago o ganancia, se le preguntó si había recibido un trato desigual (respecto a los beneficios, prestaciones laborales o ascenso), o si había recibido comentarios ofensivos o burlas, entre otras situaciones de rechazo social en el trabajo. El 18.4 % de la población No LGBTQ+ reportó al menos una experiencia así. Sin embargo, el porcentaje de la población LGBTQ+ que dijo haber vivido al menos una situación de estas fue 28.1 %: casi 10 puntos porcentuales más.

Las organizaciones no solo debieran aceptar la diversidad, sino también desplegarla e incentivarla, ya que en el trabajo se ve reflejado lo que se hace, lo que está en función de lo que uno es.

Las barreras que enfrentan estas personas representan tiempo laboral perdido, productividad perdida, subinversión en capital humano y asignación ineficiente de recursos humanos. En este Mes del Orgullo LGBTQ+, cuando se ve la bandera del arcoíris (más conocida como la bandera del orgullo LGBTQ+) en todas las empresas más grandes del mundo o cuando los medios de comunicación muestran imágenes de celebración de la comunidad LGBTQ+, se puede ver un paso importante hacia la inclusión igualitaria de la comunidad LGBTQ+. Y es que la cuestión de la inclusión no se define solo en términos de moralidad, sino también en términos económicos.

Beneficios de construir un lugar de trabajo inclusivo y diverso podemos mencionar algunos como:

  • Mayor retención
  • Mejores resultados de negocio
  • Incremento de la reputación
  • Mayor visibilidad
  • Menos riesgo de crisis
  • Mejora del ambiente laboral
Handsome man in casual dress, contemplating the flag representing the LGBT community

En México, solo el 17.5% de las empresas ya cuentan con una persona orgullosamente LGBT en un puesto de alto nivel. La clave está en reflejar y vivir un pensamiento generalizado de la aceptación, respeto y visibilidad a los miembros de la comunidad LGBT en todos los proyectos de la organización y el ejercicio constante enfocado en cambiar los pensamientos limitantes o discriminatorios en contra de esta.

Los avances en inclusión han sido considerables durante los últimos años; sin embargo, no se puede hablar de un triunfo hasta que la totalidad de las empresas reconozcan la importancia de contar con una política de inclusión que fomente el respeto y la diversidad, de modo que las personas no tengan que ocultar quiénes son o vivir una doble vida para no perder oportunidades laborales o sufrir algún tipo de agresión.

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s, fomentar un entorno de trabajo productivo y asegurarse de que la organización cumpla con las obligaciones legales relacionadas con el empleo.

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