Este 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, día en que las mujeres alrededor del mundo se unen en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo. Esta conmemoración tiene sus orígenes a comienzos del siglo XX en las manifestaciones de mujeres en Europa que reclamaban el derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la igualdad entre sexos.
Mary Wollstonecraft es considerada una figura destacada del mundo moderno, en su obra Vindicación de los derechos de la mujer (1792), argumenta que las mujeres no son por naturaleza inferiores al hombre, sino que parecen serlo porque no reciben la misma educación, y que hombres y mujeres deberían ser tratados como seres racionales. No deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas”, escribió.
Por lo anterior, este 8 de marzo, más allá de enfocarnos en todo lo que se ha conseguido a favor de la mujer o todo lo que aún falta por lograr, quisimos escribir sobre la importancia de reconocer nuestro valor como mujeres y tomar conciencia de lo que significamos para la sociedad.
Constantemente centramos nuestra atención en lo que los demás piensan, desean o quieren. Los medios de comunicación nos bombardean de información (estereotipos) que nos hace compararnos no sólo con otras mujeres ¡sino con los hombres!, eso nos hace sentir inferiores a suma de cómo nos sentimos respecto a nuestra apariencia, nuestras habilidades, nuestras conductas y cómo nos sentimos valoradas por los demás.
Hay una frase que divide opiniones y genera controversia pero que nos da un punto de partida para reflexionar este día: “nuestra generación se está preocupando tanto por probar que una mujer puede hacer lo mismo que un hombre, que está perdiendo lo que la hace única. La mujer no fue creada para hacer todo lo que hace un hombre. La mujer fue creada para hacer todo lo que un hombre no puede hacer”.
Desde niñas basamos nuestra valía en relación a criterios culturales: cánones de belleza, valor, osadía, capacidad para controlar a los demás, etc. Y estos criterios no son casi nunca favorables para las mujeres, de forma que es más común encontrar a mujeres con autoestima baja que a hombres, aunque éstos se hayan criado en el mismo ambiente e incluso en el mismo entorno familiar. Es por ello que antes que nada debemos mejorar la percepción que tenemos de nosotras mismas, aceptarnos tal cual somos, reconocer nuestras posibilidades, cuidar de nosotras mismas en modo positivo, respetarnos y sentirnos valiosas por completo.
La mujer por naturaleza es guerrera, valiente, tiene la capacidad de cambiar su realidad y de levantarse cuando otros se rinden, independientemente de las circunstancias. En la medida en que cada mujer se valore por lo que es, los demás podrán reconocer la importancia que tiene, podrá desarrollar sus talentos en base a su propia opinión y llegar a dónde sea. Por tales razones, te proponemos una serie de prácticas a seguir para empoderarte y ganar confianza en ti misma:
- ¡No te compares! Esto hace que te desconectes de ti misma y de la opinión que tienes de tú ser. Cada humano es único y con cualidades diferentes, acéptate con amor y deja de ver “defectos” en ti o sentirte insegura. Siéntete orgullosa de quien eres, de tus actitudes, emociones y la vida que estás construyendo.
- Rompe con los estereotipos. Cuestiona cada uno de tus comportamientos y descubre por qué lo haces, ¿es un tema familiar o cultural? Aprende a conocerte, amarte y descubrir tú verdad. Suelta tus inseguridades y derrota todas las dudas que te imposibilitan construir la mujer que tú idealizas, no el mundo.
- Eleva tú amor propio. Acepta tu manera de ser, tus debilidades y fortalezas. Haz una lista de todas tus fortalezas, ten consciencia de tus capacidades y de que eres la única responsable de tú felicidad. Dejar de ser tú enemiga y conviértete en tu mejor aliada.
- Sé positiva. Repite afirmaciones o decretos para cambiar creencias, patrones de pensamiento o programaciones. Busca el lado positivo de todas las cosas que te pasan, sé optimista y observa el aprendizaje que te deja cada experiencia. Tú eres tú principal motivadora, sé la protagonista de tú proceso de empoderamiento.
- Intenta hacer o aprender algo nuevo. Cree en ti y en que eres capaz de hacer todo lo que antes no te atrevías, esto ayuda a tener nuevas habilidades y salir de tú zona de confort. Puedes hacer cualquier cosa que desees, no pongas límites y no te frustres si no sale al primer intento. Comprende lo que te limita y transfórmalo a través del auto fortalecimiento.
- Cuídate y mímate. Cuida tú cuerpo y tú mente, esto hará que te sientas bien contigo misma. Busca un espacio durante el día para estar a solas contigo y disfrutar de lo que te hace feliz. Lo más importante es la relación que tienes contigo misma, es por eso que debes cuidarla, alimentarla y fortalecerla. No permitas que la rutina te haga olvidarte de ti.
- Haz networking. Relaciónate con más mujeres, atrévete a socializar si eres introvertida, tener conexiones te ayudará a aprender cosas nuevas, a descubrir que no estás sola y que en equipo pueden sostenerse y expresarse sin temor. Ejerce un liderazgo femenino a través de tú propio testimonio.
- Sé agradecida. No des por hecho todo lo que tienes, date cuenta cuán afortunada y merecedora eres de todo lo que tienes y valóralo. Agradecer conecta con tú existencia, con la abundancia y te ayuda a crear la vida que deseas.
No dejes que los estándares, prejuicios sociales o tus miedos te impidan valorarte y ver el potencial que tienes. Recuerda que la decisión es tuya, eres capaz de transformar el mundo siendo tú misma y obtener victoria en todas las áreas de tú vida.
Coméntanos, ¿qué tanto te valoras? y ¿qué otras acciones te ayudan a valorarte a ti misma?
Colaboración especial de Mari Martínez
Senior Recruiter de Recruiters and HR
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