El término inclusión se comenzó a usar a partir de 1990 en el ámbito educativo, que más adelante fue sustituido por el concepto de integración. El enfoque inclusivo valora y celebra como talla diversidad, ve las diferencias como normalidad y promueve un trato equitativo y justo para cada persona, independientemente de sus características o condición; este enfoque es muy valioso y debe ser aplicado también a las empresas.
En las empresas se ha creado una nueva cultura laboral en la que se ha insertado de forma definitiva el término “inclusión” con el cual se reconoce que todo ser humano tiene potencial con características, valores e ideas que pueden aportar de forma positiva a la organización.
Para generar verdaderos espacios donde exista la cultura inclusiva las organizaciones y empresas hay tenido que trabajar y potenciar los siguientes ámbitos:
- Se deben generar entornos seguros donde las personas se sientan respaldadas, apoyadas y valoradas.
- Se debe crear un ambiente de comunidad donde exista siempre una cultura de la colaboración, donde las personas puedan generar sentido de pertenencia.
- Las empresas deben priorizar el reconocimiento de sus colaboradores, para que se sientan valorados y se vayan generando espacios que les permitan crecer, mejorar y progresar en beneficio de ellos mismos y de la misma empresa.
- Las empresas con propósito movilizan, motivan e integran a las personas que son parte de la misma, para que cada uno -sin importar condición o características- se sientas libres de contribuir con la expresión de sus talentos, lo que vuelve muy enriquecedor el trabajo que se desarrolla.
El desafío actual de las empresas es no usar el término “inclusión” solo por ser políticamente correcto, buscando siempre transformarlo en una realidad que les permita convertirse en mejores lugares para trabajar, con espacios para la sana convivencia y expresión de habilidades de cada uno de los colaboradores.
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